Mateo 14:15-21 dice:
15Y cuando fue la tarde del día, se llegaron á él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado: despide las gentes, para que se vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.
16Y Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse: dadles vosotros de comer.
17Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18Y él les dijo: Traédmelos acá.
19Y mandando á las gentes recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes á los discípulos, y los discípulos á las gentes.
20Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
21Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños.
Hoy tenemos 5 millones de niños que necesitan ver este tipo de milagro sobrenatural. Quizás piensas que lo que tienes no es suficiente para ayudar como les pasó a los apóstoles. Pero si te fijas bien en la Palabra esta dice: «Dios da semilla al que siembra, y pan al que come» (2 Corintios 9). Cuando Jesús dio gracias por el pan y lo bendijo puso su mirada no en lo natural de esa realidad terrenal que tenía de frente, sino que miró al cielo de dónde viene la provisión sobrenatural. Tampoco pidió cosecha (con lo que tú te quedas) sino que pidió semilla (lo que tú das); y como el Padre da SEMILLA AL QUE SIEMBRA mientras los apóstoles repartían la semilla esta se multiplicaba (Dios multiplicó la sementera de los apóstoles). Fíjate que las instrucciones de Jesús para satisfacer el hambre de aquella multitud fueron: aliméntelos ustedes. Eso mismo nos está diciendo hoy, sigamos su modelo y demos nuestra semilla mirando al cielo como lo hizo aquel niño que dio TODO LO POCO QUE TENIA EN UNA SIEMBRA SOBRENATURAL. Te preguntarás: ¿entonces que con la cosecha? Cada apóstol después de SEMBRAR SEMILLA recibió una canasta de panes y peces (12 canastas llenas); porque el da PAN AL QUE COME. Fíjate que la semilla y la siembra son primero que el pan que comemos. Pero si sembramos con nuestra mirada en el cielo y damos todo lo poco que tenemos; abra abundancia de pan para nuestros apostolados.
Amén
Pastor Jaime
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