Un momento de crisis o de tribulación puede ser tan destructivo en la vida como también puede ser de mucha edificación. En las crisis hay dos tipos de situaciones. Las internas que podemos controlar y las externas que no las podemos controlar, pero si las podemos afectar con las decisiones que tomamos en nuestro interior. Las situaciones externas como las decisiones que la administración gubernamental en Puerto Rico está tomando relacionada a los empleos de miles de ustedes no están bajo su control absoluto, pero si puede ser afectado por como ustedes reaccionan desde su interior.
Los gobernantes que tenemos sin autoridades delegadas por Dios que tenemos que respetar especialmente si los queremos influenciar con el Reino de Dios. ¿Por qué? Porque el Reino de Dios es su voluntad y no podemos afectar a otros con Su Reino (su voluntad) si nosotros mismos la resistimos (Romanos 13). Así que este mensaje no es un ataque al gobierno actual, es una apertura a diferentes perspectivas que podrían dar esperanza y paz a tu hombre interior en medio de la crisis.
La crisis que hoy enfrentamos como ciudadanos no es solo de los empleados públicos y los maestros del sistema de educación, es de todos los puertorriqueños cuyas familias de una forma u otra dependen de los empleos que hoy están en riesgo. En este momento podemos mirar solo lo que con nuestros ojos naturales podemos ver y perder así la paz y la esperanza de un Puerto Rico mejor con mayor estabilidad para nuestros hijos y familia. Pero también podemos poner nuestra mirada en Dios, nuestro Padre, que nos ama y quien ha prometido que no dejará justo desamparado ni su simiente (hijos) que mendiguen pan.
Esto puede ser una oportunidad de crecimiento para nosotros como hijos de Dios en lo personal y para el Reino a nivel nacional. Se rumora, y creo que hacia eso se encamina esta administración, que los servicios de educación se habrán de privatizar o proveer de forma de alianzas publico-privadas. La iglesia ha estado orando para tomar los centros educativos que forman el carácter y enseñan la cultura y así poder influenciar con el Reino las generaciones que se están levantando. No imponiendo la religión, sino que enseñando los valores del Reino, una cultura de AMOR CELESTIAL. Si hemos estado orando por acceso a la educación pública esta puede ser la puerta por la cual Dios quiere que entremos pero al provocarse el cambio necesario para que podamos entrar nosotros también somos afectados por esa crisis normal relacionada al cambio. Si viéramos lo que Dios está haciendo en el cielo para traerlo a la tierra estuviéramos viendo esto como una oportunidad para la iglesia organizar instituciones educativas sin fines de lucro que puedan administrar las escuelas del país. Cambio trae crisis, pero crisis es oportunidad de mejorar y crecer, si miramos con fe y no por vista. Haciendo esto la iglesia sería la protagonista de los cambios educativos para enseñar la cultura de amor celestial en la tierra; se convertiría en la proveedora de empleos y de bienestar social. Creo que eso se parece al rol que Dios nos asignó como reyes y sacerdotes.
Algunos versículos bíblicos de consuelo para que nuestra fe no mengue, pues Dios no ha cambiado y siempre es fiel:
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.” (Rom. 5:3-5 LBLA)
“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.” (Rom 8:28 LBLA)
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” (Rom. 8:35 LBLA)
“Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.”(Rom. 8:37 LBLA)
“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2Co 4:17-18 LBLA)
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