La Iglesia en Medio de la Tormenta


“Cuando entró Jesús en la barca, sus discípulos le siguieron. Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. Y llegándose a Él, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Y El les dijo*: ¿Por qué estáis amedrentados, hombres de poca fe? Entonces se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es éste, que aún los vientos y el mar le obedecen?”

(Mateo 8:23-27 LBLA)

                En estos momentos donde muchos de nuestros hermanos puertorriqueños están sufriendo una incertidumbre económica por causa de la pérdida de sus empleos como servidores públicos tenemos que ser una iglesia como Jesús.  Es  un momento histórico y hoy más que nunca nosotros; la Iglesia somos los protagonistas en la barca de la vida en que navegamos hoy. Lamentablemente aún hermanos dentro de las iglesias se verán afectados por esta situación, si ellos no pierden su trabajo, es posible que su cónyuge o un ser querido si lo haya perdido. Todos, aún los creyentes nos veremos afectados por este momento, lo estamos viviendo junto con todo Puerto Rico. La situación para nosotros la Iglesia es que mientras se escriba esta historia en la que estamos navegando, se escriba de nosotros que somos como Jesús:

“En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.”

(1Jn 4:17 LBLA)

                Este momento en nuestras vidas como iglesia me hace recordar varios episodios de la Biblia. Uno de ellos es el momento en que las plagas juzgaban los dioses de Egipto (Éxodo 12:12) el pueblo de Dios estuvo allí en medio de todo aquel sufrir y gemir de las madres y los padres egipcios que habían perdido sus primogénitos; pero por la sangre de los corderos en sus puertas ellos estaban seguros. Me imagino que los padres y madres israelitas veían sus hijos aún vivos y escuchaban el gemir de una multitud de madres y padres afuera de sus casas. Esto le arrancaría lágrimas a cualquier humano que tenga una pizca de empatía; por eso se que estos padres  israelitas; aunque guardados por la sangre en sus puertas, debieron haber sufrido por todo lo que sucedía a su alrededor. Otro momento parecido fue el día que comenzó a llover sobre la tierra y Noé y su familia estaban guardados en el Arca. Quizás escucharon a muchos gritar a fuera mientras se ahogaban en las aguas profundas; y ellos sin nada más que hacer que esperar en ese lugar seguro que Dios le había mandado a construir. Tanto Noé como las familias de Israel en Egipto se salvaron por medio de la fe, le creyeron a Dios porque unas manchas de sangre en sus puertas y un edificio para navegar cuando no había llovido salvarían sus familias (Hebreos 11:6-7). Así mismo hoy aunque alrededor de nosotros hay una gran tormenta debemos guardar la fe que nos distingue como hijos de Dios, confiar en Él y en Sus promesas hoy es la fuente de nuestra paz y seguridad ante la situación que nos rodea.

                Jesús pudo calmar la tormenta y traer paz a la barca porque Él ya tenía paz. No podemos dar lo que no tenemos y en este tiempo Puerto Rico mirará a la Iglesia, la nación santa de Dios, que habita entre ellos esperando que traigamos paz a la barca y callemos la tormenta. Así que no podemos perder la paz que la fe en Su Palabra nos da, si queremos jugar el rol protagónico que Dios planeo para nosotros en este tiempo. Nosotros si no perdemos la fe, también podemos hablarle a la tormenta y calmarla en Su nombre pues Él mismo dijo:

“En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre.

(Juan 14:12 LBLA)

                Este es el tiempo para la Iglesia ser como Jesús en la tierra, ser la luz del mundo; dar paz, amor y esperanza que el mundo no tiene y por tanto no puede dar. Como árboles de justicia para gloria del Padre demos hoy fruto de amor, gozo, paz y fe para que nuestra nación coma y sea sanada (Gálatas. 5:22; Apocalipsis 22:1-2). Hoy es el día para levantarnos y amar no de palabras, sino de hechos y en verdad. Demos de lo que tenemos, extendamos nuestras manos para ayudar, sirvamos a otros, oremos por los enfermos sin plan médico, oremos por el que solo tiene un poco de harina y de aceite para hacerse la última torta de pan de manera que esta se multiplique y sobreabunde, miremos al cielo y no a la tierra bendigamos los cinco panes y dos peces y veamos a Dios alimentar la multitud. Es tiempo de que la fe obre en el amor y lo sobrenatural del Reino de Dios establezca Su paz en Puerto Rico:

En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.”

(Juan 15:8-12 LBLA)

 “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.” (Gal. 5:6 LBLA)

“Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis. Pero si mostráis favoritismo, cometéis pecado y sois hallados culpables por la ley como transgresores. Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos…  ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta.”

(Stg. 2:8-17 LBLA)

Por lo general no me gusta escribir mensajes tan largos para internet, pero creo que la situación lo amerita. Pásalo a tus amigos, para que les bendiga también. Gracias por amar hoy a Puerto Rico.

Bendiciones.

Pastor Jaime Galván

 

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Editor de Centro CREE y Berea Online Blogs.

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