Resultados de Encuesta: “Cuando se da una palabra profética, yo debo…”
Desde septiembre 1 de 2010 hasta la fecha, por un mes, tuvimos esta encuesta a través de los medios de internet como WordPress, Facebook, Twitter y nuestro portal de internet: centrocree.org . La pregunta de la encuesta era:
Cuando se da una palabra profética, yo debo…
A la cual ofrecimos tres respuestas a manera de escoge, estas son:
- Obedecerla porque la Biblia dice que si no lo hago es rebelión.
- Juzgarla (discernir) y si es de Dios debo obedecerla.
- No sé qué debo hacer.
Nuestra intención era conocer qué conoce el pueblo de Dios acerca de las palabras proféticas recibidas en medio de una congregación. ¿Qué debemos hacer bíblicamente con esa profecía que escuchamos? Obtuvimos 24 repuestas con los siguientes resultados:
- 23 de 24 contestaron que debían juzgarla (discernir) y si es de Dios obedecerla – para un 96%
- 1 de 24 contestaron que obedecerla porque la Biblia dice que si no lo hago es rebelión – para un 4%
- Nadie contesto no saber qué hacer – para un 0%
Nos alegró ver que si la encuesta reflejase el pensar del pueblo de Dios (lo que no podemos decir científicamente y estadísticamente), estos estarían haciendo lo que la Biblia nos invita a hacer con las palabras proféticas que escuchamos. La Biblia dice en la carta del apóstol Pablo a los Corintios. Precisamente el apóstol les está enseñando como moverse con decencia y orden en los dones espirituales en medio de la congregación:
“Por tanto, hermanos míos, anhelad el profetizar, y no prohibáis hablar en lenguas. Pero que todo se haga decentemente y con orden.” (1Corintios 14:39-40)
El Espíritu Santo a través del apóstol Pablo esta ordenando la congregación de Corintios, una iglesia llena de dones espirituales como el hablar en lenguas, profetizar, sanidad y tantos otros que menciona el apóstol desde 1 Corintios 12 en adelante. Aquí no solo se le dan instrucciones a los que hablan en lenguas o las interpretan, sino que también a los que profetizan y a los que escuchan las profecías. A estos últimos que escuchan a los que profetizan se les dice:
“Y que dos o tres profetas hablen, y los demás juzguen.” (1Corintios 14:29)
Esto no significa juzgar al profeta, su vestimenta o manera de hablar. Esto significa que mientras se profetiza los demás (la congregación) juzgue la palabra que se está trayendo, para ver si es o no de Dios, para entonces obedecerla. Mucha gente podría pensar que todo lo que sale de boca de un profeta o líder de la iglesia debe ser tomado como palabra de Dios solo porque salió de esa persona en autoridad, pero eso no lo enseña la Palabra. La Biblia nos enseña que sin importar de quien venga debemos juzgar la palabra profética a la luz del Espíritu Santo y con la vara (canon) de la ESCRITURA. Luego que midamos, juzguemos y entendamos que proviene de Dios entonces la obedecemos y si no lo hacemos estamos en rebelión porque Cristo mismo ha hablado a través de sus profetas. Tenemos que tener cuidado como líderes del pueblo de Dios (hablo como pastor) de no enseñarle a la gente su responsabilidad de juzgar la palabra que aun nosotros mismos le llevamos. Cuando la oveja sigue sin discernir todo lo que escucha de alguien con apariencia de autoridad puede ser engañado fácilmente. No dejo de enfatizar que cuando alguien en la autoridad de Cristo habla por el Espíritu debe ser escuchado y obedecido porque de no ser así es rebelión, y esto nos impide prosperar (2 Crónicas 20:20). Pero el Señor conociendo que vendrían hombres amadores de sí mismos que pretenderían hablar de su parte nos enseña a juzgar la profecía. Este juicio de la palabra profética es para mantener un balance y proteger las mismas ovejas de espíritus engañadores y vientos de de doctrinas falsas:
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” (1 Juan 4:1)
Así que, cuando juzgamos la profecía es importante el don de discernimiento de espíritus y el conocimiento de las Escrituras para saber si el profeta que habla lo hace en el Espíritu de Dios o en un espíritu de error:
“Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento por el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, el hacer milagros, y a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo en particular a cada uno como Él quiere.” (1Corintios 12:8-11)
Así que, es el Espíritu el que nos invita a juzgar las profecías y los espíritus de los profetas, el que nos llama a aprender y entender bien Su Palabra para poder refutar todo viento de doctrina de error. Es nuestra responsabilidad como creyentes escudriñar las mismas y seguirlas pues son la palabra profética más segura y la medida de verdad con que comparamos todo lo que escuchamos. Es también responsabilidad de los líderes de la iglesia el enseñar al pueblo la verdad dándoles a las ovejas la responsabilidad, el deber y el poder de conocer la verdad para ser verdaderamente libres. Mientras que la oveja debe también entender que tiene que respetar, honrar y amar a los que le enseñan en la Palabra pues han sido puestos por Dios para beneficio de sus vidas:
“Y Él mismo dio a unos, apóstoles; y a unos, profetas; y a unos, evangelistas; y a unos, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos en la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.” (Efesios 4:11-14)
“Tenemos además la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y la estrella de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; porque la profecía no vino en tiempo pasado por la voluntad del hombre; sino que los santos hombres de Dios hablaron guiados por el Espíritu Santo.” (2Pedro 1:19-21)
“… y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” – Jesús. (Juan 8:32)
Pastor Jaime Galván
Deja una respuesta