No te olvides de cómo trato con tu vida, con tus hijos, con tu matrimonio, las personas que uso… muchas veces el enemigo hace que nos olvidemos de esto, y no fijemos en alguna pajita que cayó en la leche de nuestras relaciones interpersonales. Nos ponemos malagradecidos, de Dios y de sus vasos con que nos sirvió tanto amor, restauración y misericordia. Entonces juzgamos y condenamos en vez de perdonar, rebelándonos contra el mandamiento del Rey de gloria que es AMAR. Recuerda la parábola de los dos deudores y aplica la a esto:
“Jesús le dijo: te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Comenzando a hacer cuentas, le fue traído uno que le debía diez mil talentos. A éste, no teniendo con qué pagar, su señor mandó venderle, y a su esposa e hijos, con todo lo que tenía, y que se le pagase. Aquel siervo, postrado le rogaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, fue movido a misericordia, y le soltó y le perdonó la deuda. Saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios, y sujetándolo del cuello, le dijo: Págame lo que me debes. Su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Cuando sus consiervos vieron lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, dijeron a su señor todo lo que había pasado. Llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste. Debías tú también tener misericordia de tu consiervo, así como yo tuve misericordia de ti su señor se enojó, y le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. También hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de vuestro corazón cada uno a su hermano sus ofensas.” (Mat 18:22-35)
Yo doy gracias a Dios por todos esos hombres y mujeres que influenciaron mi vida por el Espíritu Santo que mora en ellos, que me restauraron, que creyeron en mi, que dedicarontiempo de sus vidas y familias para ayudarme a levantar: Mis padres, House Of Freedom, Harain Lopez, Nydia Albino, José Rafael, María Nilda, Paul y Mari Badillo, Apóstol Luis Hernández, mi esposa Janette González y tantos otros heroes anonimos del Evangelio, a la congregación Centro CREE. A todos mil gracias por ayudarme a ser lo que soy hoy. Bendecidos.
Pastor Jaime Galvan
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