Prestigio Ministerial, Verdad Bíblica y la Iglesia Valuarte de la Verdad


“Es difícil cambiar doctrinas o posiciones una vez que han tomado una acción publica. Nadie quiere admitir errores en su doctrina si esto afecta su reputación. El “prestigio” viene a ser más importante que la verdad.” – Richard Ing Guerra Espiritual.

Estas palabras de Richard Ing, me hicieron reflexionar. ¿Cuántas veces he visto ministerios o ministros asegurar que el Señor les ha revelado algo para luego establecerlo como una doctrina que viene a cambiar la Iglesia? ¿Cuántas veces se han tratado de impulsar doctrinas como si fueran modas dentro del cuerpo de Cristo? ¿Cuántas veces al ser cuestionadas estas doctrinas por otros apóstoles, profetas, pastores, evangelistas y maestros vemos que los precursores de las mismas tienen la humildad de dejar que los órganos ministeriales del cuerpo encargados de velar por la sana doctrina la evalúen? ¿No es más bien lo usual que se defiende la nueva doctrina como una nueva revolución o reforma dada por Dios y por tanto incuestionable? Me parece recordar en el eco del tiempo las palabras de estos precursores de nuevas doctrinas diciendo: “¡Estas cuestionando la palabra del Señor!”; “¡Yo soy el profeta de Dios!”  Y “No puedes cuestionar y si lo haces eres un rebelde…” Más sin embargo la Palabra nos dice que hagamos todo lo contrario:

“Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán.” (Mateo 24:11 LBLA)

“Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. “ (1 Corintios 14:29 RVG10-R)

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el del anticristo, del cual vosotros habéis oído que ha de venir, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error. Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo el que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.” (1 Juan 4:1-8 RVG10-R)

He visto como se levantan doctrinas en el cuerpo de Cristo como si fueran modas que vienen y así mismo se van. Profecías que se levantan trayendo juicios de parte del Señor sobre las naciones desde tormentas hasta terremotos y tsunamis. He escuchado sectas profetizar con día y hora la venida del Señor usando “señales” que Jesús mismo dijo que no eran señales del fin sino solo de principios de dolores, que no las confundiéramos:

“Respondiendo Jesús, les dijo: que nadie os engañe. Vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Oiréis de guerras, y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es menester que todo acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos en muchos lugares. Y todo esto será principio de dolores.” (Mateo 24:4-8 RVG10-R)

También dice como en ese entonces, hablando de los días postreros (por favor estudie esta frase en la Palabra para que vea que los apóstoles se la atribuían a nuestros tiempos, los días de la Iglesia) habría persecución y apostasía:

“Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores. Entonces  (entonces, ¿Cuándo es entonces? En esos días de principios de dolores donde vemos hambres, guerras, rumores de guerra, terremotos y pestilencias) os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces y caerán, y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.” (Mateo 24:8-13 LBLA – paréntesis en itálicas añadido por autor).

Todas estas señales, que tan prontamente son tomadas como las señales del fin, son precisamente descritas por Jesús como principio de dolores, no fin. Además dijo que no nos dejáramos engañar  ni turbar por ellas. Él sí dijo una señal veraz del fin que ocurrirá simultáneamente con los dolores de esta época:

Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14 LBLA)

Entonces, cuando estas profecías sin base bíblica, fallan no se le exige una explicación al profeta. Se escapa de la responsabilidad de su Palabra de juicio diciendo que el Señor tuvo misericordia y ya. La iglesia tiene que analizar, juzgar a esas palabras “proféticas”. Debemos preguntarnos: ¿Están respaldadas por la Palabra de Dios? ¿Conllevan en sí mismas un espíritu correcto de amor, o están cargadas de un espíritu de terror? ¿Están basadas en una interpretación correcta de la Palabra? ¿Muestran la verdad presente revelada en el Nuevo Pacto de Dios en la sangre de su Hijo Jesucristo? ¿Tuvieron cumplimiento? y si no, ¿hubo tal arrepentimiento en la nación o iglesia sobre la cual se profetizo que el Señor se arrepintió del mal que había avisado? En otras palabras: ¿Cuál fue el fruto de estas profecías? ¿Exaltaron el nombre del Señor, trajeron vidas a sus pies, mostraron su carácter misericordioso y de amor? ¿Cuándo se dijo que Cristo llegaría tal día y no vino quien se equivoco, el Espíritu Santo a quien se le atribuyó la profecía o el profeta? ¿El que se equivoco, pidió perdón? ¿Se le hiso saber que esas profecías falsas apartan a la gente de la verdad de Dios y de Dios, pues la verdad es el camino al Padre? ¿Se le dejo saber que profetizar algo que no se cumple daña la imagen de Dios que en la Palabra se muestra como un Dios cuyas profecías son certeras e infalibles? Moisés no pudo entrar a la tierra prometida por qué no represento bien a Dios ante el pueblo. El pueblo deseaba agua y él molesto en vez de hablarle a la piedra como Dios le mandó, la golpeo con ira (Números 20:1-12). No digo que condenemos a los que tal hacen ese no es nuestro ministerio, pero debemos avisar al pueblo contra los tales, entrenarles para que no cometan esos errores que muchas veces están motivados por l ignorancia de la sana doctrina más que por un malvado corazón. ¿Dónde están los concilios no denominacionales de apóstoles y ancianos que se reúnan como en Hechos 15 para defender el cuerpo de Cristo de cualquier atentado en contra de la sana doctrina?

Y recalco como hemos hecho en otras publicaciones, oramos para que no hayan terremotos sobre nuestra nación o cualquiera de las naciones del  mundo, pero de haberlos no son enviados por Dios como juicios sobre los pecados de la nación (estos fueron perdonados en la cruz y Dios está siendo paciente reservando su juicio para el día del fin para que nadie perezca y todo hombre venga a arrepentimiento – 2 Pedro 3:9) y mucho menos sobre la Iglesia que el justificó por la fe. Los terremotos son consecuencia del pecado del hombre como mayordomo de la creación que gime a una esperando que la iniquidad humana sea quitada para siempre de sobre la faz de la tierra en el día postrero y la parusía del Señor, su venida; nos den cielos y tierra nueva donde mora la justicia (Gen. 1:26-28; 3:17-19; Romanos 8:19-24; 2 Pedro 3). El Señor mismo lo declara en el Salmo 82 cuando amonesta  a los jueces de la tierra preguntándoles hasta cuando tolerarían la iniquidad y no harían las obras de Su justicia, pues es esa iniquidad la que hace que la tierra tiemble:

“Salmo de Asaf. Dios ocupa su lugar en su congregación; El juzga en medio de los jueces. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente y favoreceréis a los impíos? (Selah) Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Rescatad al débil y al necesitado; libradlos de la mano de los impíos. (los jueces) No saben ni entienden; caminan en tinieblas; son sacudidos todos los cimientos de la tierra. Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos sois hijos del Altísimo. Sin embargo, como hombres moriréis, y caeréis como uno de los príncipes. ¡Levántate, oh Dios, juzga la tierra! Porque tú posees todas las naciones.” (Salmos 82:1-8 LBLA)

Selah significa: “detente, has una pausa y medita ahora en esto…”

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Editor de Centro CREE y Berea Online Blogs.

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