La Vida de la Iglesia en el Espíritu: Una Vida de Perseverancia


“Así que, los que con gozo recibieron su palabra, fueron bautizados; y aquel día fueron añadidas a ellos como tres mil almas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones. Y vino temor sobre toda persona: y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Y todos los que habían creído estaban juntos; y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos, según cada uno tenía necesidad. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que eran salvos.” (Hechos 2:41-47 RVG10-R)

Perseveraban en:

1. Perseveraban en la doctrina de los apóstoles. No solamente escuchaban y aprendían intelectualmente la doctrina de los apóstoles sino que también la vivían, la practicaban en su día a día. La doctrina de los apóstoles es la enseñanza de Jesús, lo que Jesús mismo le enseñó a sus 12 apóstoles y que ha sido transmitido de generación a generación desde entonces. Doctrina que se distingue por el amor incondicional al prójimo (amigo o enemigo), la misericordia y la compasión por los demás:

     La comisión apostólica de la Iglesia debemos ir “…enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden (he aquí)! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» (Mateo 28:20 NBLH).

“Entonces Jesús decía a los Judíos que habían creído en El: «Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» (Juan 8:31-32 NBLH).

 «En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros.» (Juan 13:35 NBLH) – la doctrina que caracteriza a los discípulos de Jesús es el amor de Dios en nosotros.

“Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace. Si alguien se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.” (Santiago 1:22-27 NBLH)

     La ley de la libertad es la Ley Real: “Si en verdad ustedes cumplen la ley real (del Reino) conforme a la Escritura: «AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO,» bien hacen.” (Santiago 2:8 NBLH).

     Por tanto perseverar en la doctrina de los apóstoles es escuchar, aprender, hacer propia y practicar la enseñanza de Jesús y del Espíritu Santo quien reveló también a los apóstoles y profetas el Nuevo Pacto en la sangre de Cristo (Efesios 3:5-6).

2. Perseveraban en la comunión (la relación espiritual de amor entre Dios y su pueblo; y entre los miembros de su cuerpo).

     La comunión no depende de las buenas relaciones interpersonales entre los hermanos, depende de SER UNO CON EL SEÑOR EN EL ESPIRITU Y EN EL ESPIRITU SER UNO CON LOS HERMANOS. Las relaciones interpersonales en ocasiones no reflejan en la Iglesia la comunión que tenemos en el Espíritu. Esto por causa de nuestro carácter, que debe ser moldeado para que manifieste el carácter de amor y unidad en el Espíritu. Es en las fricciones de caracteres en la Iglesia, en amor y en comunión del Espíritu donde encontramos la oportunidad de moldear nuestro carácter a la imagen del Señor por el Espíritu:

“El hierro con hierro se afila, Y un hombre aguza a otro.” (Proverbios 27:17 NBLH);

“Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.” (2 Corintios 3:18 NBLH).

      a. “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.” (2 Corintios 13:14 NBLH);

      b. Filipenses 2:1-8;

      c. “Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.” (Efesios 4:2-6 NBLH)

      d. “Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (tolerancia); soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad (de la perfección). Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos.” (Colosenses 3:12-15 NBLH).

3. Perseveraban en el partimiento del pan, la cena del Señor, que según el mismo contexto se hacía en las casas comiendo con alegría y sencillez de corazón. La cena del Nuevo Pacto es de suma importancia en la Iglesia se celebraba en las casas y en el templo. Debe ser tomada dignamente, o sea, en amor y unidad con el cuerpo de Cristo; sin divisiones, enojos o acepciones de persona entre los hermanos. 1 Corintios 11:17-34.

4. Perseveraban en la oración en el Espíritu: “…orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos…” (Efesios 6:18 RVG10-R).

     En la doctrina de los apóstoles las expresiones “EN O CON EL ESPIRITU” cuando hacen referencia a alguna actividad que se realiza hablando (como cantar u orar) significan que se hacen en el DON DE LENGUAS.

“Por tanto, el que habla en lenguas, pida en oración para que pueda interpretar. Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. Entonces ¿qué? Oraré con el espíritu, pero también oraré con el entendimiento. Cantaré con el espíritu, pero también cantaré con el entendimiento. De otra manera, si bendices sólo en el espíritu, ¿cómo dirá el «Amén» a tu acción de gracias el que ocupa el lugar del que no tiene ese don, puesto que no sabe lo que dices?” (1 Corintios 14:13-16 NBLH)

“…orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos…” (Efesios 6:18 RVG10-R)

 “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo…” (Judas 1:20 RVG10-R)

5. Perseveraban en la unanimidad congregacional diaria: “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca.” (Hebreos 10:24-25 NBLH).

     Se reunían a diario en el templo, pero no solo estaban juntos, estaban UNANIMES. La unanimidad es tener un solo animo (anima = alma), un mismo pensamiento, visión y sentir. Esto es posible si sometemos nuestra alma (mente y pensamientos) al Señor.

“Cuando se cumplió plenamente el día de pentecostés, estaban todos unánimes juntos en el mismo sitio…” (Hechos 2:1 SSE).

     Este versículo habla de dos tipos de unidad, el estar juntos en un mismo sitio de congregación como el templo y estar unidos en animo. Que estemos en el mismo sitio no siempre significa que estamos unánimes, no basta con que nos reunamos en un mismo sitio, necesitamos tener un mismo sentir:

“Mas el Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis de un mismo sentir según Cristo Jesús; para que unánimes, y a una voz glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió para gloria de Dios.” (Romanos 15:5-7 RVG10-R)

“A Euodias ruego, y ruego a Sintique, que sean de un mismo sentir en el Señor.” (Filipenses 4:2 RVG10-R)

“Finalmente, todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo; sabiendo que vosotros sois llamados para que heredaseis bendición.” (1 Pedro 3:8-9 RVG10-R)

“El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno. Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros. No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad. Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan. Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran. Tengan el mismo sentir (pensar) unos con otros. No sean altivos en su pensar, sino condescendiendo con los humildes. No sean sabios en su propia opinión. Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten (Consideren) lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE,» dice el Señor. «PERO SI TU ENEMIGO TIENE HAMBRE, DALE DE COMER; Y SI TIENE SED, DALE DE BEBER, PORQUE HACIENDO ESTO, CARBONES ENCENDIDOS AMONTONARAS SOBRE SU CABEZA.» No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.” (Romanos 12:9-21 NBLH) – debemos tener un mismo pensar, una misma visión de fe en Cristo. Para lograrlo tenemos que ser humildes en nuestra forma de pensar, pues los altivos tienden a creerse sabios en su propia opinión y rechazan la dirección de Dios por el Espíritu.

“Por tanto, si alguna consolación en Cristo, si algún refrigerio de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable y misericordias, completad mi gozo, que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimándoos unos a otros como superiores a sí mismos, no mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús; el cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación el ser igual a Dios; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:1-8 RVG10-R) – Recuerda que para ser discípulo debemos practicar la doctrina de Jesús que es el amor, al mismo amor que lo hiso dejar el trono de gloria y hacerse hombre.

     No debemos hacer cosas por contienda, riñas o competencias entre nosotros. No hagamos por vanagloria, la gloria vana es la gloria que los hombres nos pueden dar: el aplauso de un pastor o líder, de una congregación, de la gente que nos rodea en nuestras labores diarias. Esta gloria hoy es y mañana no, pero la gloria de Dios es eterna. En Cristo no tenemos que competir entre nosotros por nada, todos tenemos nuestra parte, todos somos coherederos con Cristo de Dios. Cuando alguien compite o envidia el lugar de otro es que aun no ha encontrado quien es en Cristo y su lugar en el Él. Pero te garantizo cada uno de nosotros tiene un lugar, un valor y una identidad en Cristo que nadie más puede ocupar; no codiciar lo que tiene el prójimo sigue siendo un mandamiento que se cumple en el amar al prójimo como a nosotros mismos. La unanimidad nos lleva a tener unidad en la VISION de Dios con la Iglesia Local. Una casa unida prevalece contra las acechanzas del diablo, no seamos necios sino entendidos de cual es la voluntad de Dios y tengamos un mismo sentir llevando todos nuestros pensamientos cautivos a la obediencia a Cristo:

 “…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y trayendo cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo…” (2 Corintios 10:5 RVG10-R).

6. Perseveraban en alabando a Dios: Alabar es hablar bien de alguien, hablar del bien que alguien ha hecho, es más que un estilo de música o un momento en la liturgia de un culto a Dios. Es un estilo de vida. Hablando bien de Dios y hablando de sus hechos buenos, testificamos de su misericordia y amor en Cristo. Lo hacemos con música y danzas porque a Él le gusta así; y porque recordar las razones por las cuales le alabamos llenan nuestra alma d alegría.

      a. El Salmo 103:1-18 nos enseña que debemos ejercer autoridad sobre nuestra lama en el espíritu, para que esta alabe a Dios por sus hechos, es fácil para el alma desanimarse y olvidar que le sobran las razones para alabarlo; esto no debe ser así.

      b. “La alabanza de Jehová hablará mi boca; y toda carne bendiga su santo nombre eternamente y para siempre.” (Salmos 145:21 RVG10-R)

      c. “Cantad a Jehová cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los santos. Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sión se gocen en su Rey. Alaben su nombre con danza; canten a Él, con pandero y arpa. Porque Jehová toma contentamiento con su pueblo; hermoseará a los humildes con salvación. Regocíjense los santos con gloria: Canten con júbilo sobre sus camas. Las alabanzas de Dios estén en sus gargantas, y la espada de dos filos en sus manos; para cobrar venganza sobre las naciones, y castigo en los pueblos; para aprisionar a sus reyes en grillos, y a sus nobles con cadenas de hierro; para ejecutar en ellos el juicio escrito; gloria será esto para todos sus santos. Aleluya.” (Salmos 149:1-9 RVG10-R)

     d. Para esto nos llamo Dios para llevar su alabanza a todas las naciones: “…habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, en la cual nos hizo aceptos en el Amado…” (Efesios 1:5-6 RVG10-R).

7. Perseveraban en tener favor con todo el pueblo. “Favor” es una palabra griega que se relaciona con la palabra “charis”, de donde proviene carismático. “Charis”, es traducido como don muchas veces en la Biblia por ejemplo en 1 Corintios 12; y como gracia en Juan 1:14-16. ¿Qué significaba tener favor con todo el pueblo? Que se movían en gracia, que daban gratuitamente de lo que habían recibido del Padre (tanto material como espiritualmente), que el pueblo los aceptaba por su colaboración y que beneficiaban al pueblo. La Iglesia debe dar por gracia lo que por gracia ha recibido ayudando a sus comunidades en amor, solo así puede ser luz del mundo y voz que anuncia buenas nuevas. Por la gracia que se nos ha dado, debemos dar por gracia a los pobres, afligidos, menesterosos, a los cautivos, enfermos y angustiados. Una Iglesia que se envuelve con las necesidades de sus comunidades alcanza favor con el pueblo.

¿Cuál es el resultado de esta forma de vida perseverante en el Espíritu?

 “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que eran salvos.” (Hechos 2:47 RVG10-R)

     Un avivamiento, es el resultado de la vida sana en el Espíritu. Una Iglesia perseverante en la vida sana del Espíritu es una Iglesia viva; y una Iglesia viva puede dar vida a su ciudad. El resultado señales y prodigios eran hechos por los apóstoles, la Palabra del Evangelio era predicada por doquier, las almas eran añadidas así por el Espíritu del Señor cada día a la Iglesia y la Iglesia crecía sana y fuerte en los propósitos de Dios. ¿No es eso lo que todos deseamos? Muchas veces se lo pedimos a Dios. ¿Pero qué tal si en vez de pedirle a Dios hacemos como Él dice para que tengamos una vida sana como Iglesia? Fíjate que no eran solamente los líderes o apóstoles de la Iglesia los que perseveraban así en una vida sana en el Espíritu, sino que esto era el resultado del esfuerzo de toda la congregación de fe. Hagamos lo mismo hoy, pues una Iglesia viva no es cuestión de “formulas mágicas” o “recetas de éxito”, sino de perseverancia en una vida que le agrada a Dios.

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Editor de Centro CREE y Berea Online Blogs.

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