“No menospreciéis las profecías.” -1 Tesalonicenses 5:20
RVG10-R.
- La Profecía es cuando Dios nos habla de nuestro destino en Él:
- “No descuides el don que está en ti, que te
fue dado por profecía con la imposición de las manos del
presbiterio.” -1 Timoteo 4:14 RVG10-R. - “…. porque la profecía no vino en tiempo pasado
por la voluntad del hombre; sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo guiados
por el Espíritu Santo.” -2 Pedro 1:21 RVG10-R. - Menospreciar es: “desestimar o tener en poco”.
- ¿Qué señales hay de
que estamos menospreciando la profecía? - La incredulidad – falta de fe.
- La falta de obras o acción cuando la profecía lo requiere – la
fe sin obra es muerta en sí misma (Santiago 2). - No hablamos de acuerdo a lo que se nos profetizó –“Pero
teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí,
por lo cual también hablé; nosotros también creemos, por lo cual también
hablamos…”-2 Corintios 4:13 RVG10-R. - No retenemos la palabra que se nos da, como los malos terrenos
en la parábola del sembrador (Mat.13:18-23): por no entenderla; por
afanes de este mundo y sus riquezas; por poca profundidad o por las
persecuciones, pruebas y tribulaciones que vienen por la palabra que se
nos sembró. “Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador. Cuando alguno
oye la palabra del reino y no la
entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Éste es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en
pedregales, éste es el que oye la
palabra, y al instante la recibe con gozo, pero no tiene raíz en sí, sino
que es temporal; pues cuando viene la aflicción o la persecución por
causa de la palabra, luego se ofende. Y el que fue sembrado entre
espinos, éste es el que oye la
palabra; pero el afán de este mundo, y el engaño de las riquezas ahogan
la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena
tierra, éste es el que oye la
palabra y la entiende, y lleva fruto; y lleva uno a ciento, y otro a
sesenta, y otro a treinta por uno.” -Mateo 13:18-23 RVG10-R. - Una de las principales causas por la cual la gente menosprecia
la profecía es la familiaridad.
“Y salió Él de allí y vino a su tierra, y le siguieron sus
discípulos. Y llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos,
oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene Éste estas cosas? ¿Y
qué sabiduría es ésta que le es dada, que tales maravillas son hechas por sus
manos? ¿No es Éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Jacobo, y de
José, y de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y
se escandalizaban de Él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino
en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no
pudo hacer allí una gran obra, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo
sus manos sobre ellos.
Y estaba
maravillado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de
alrededor, enseñando.” -Marcos 6:1-6 RVG10-R.
“Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró el
día sábado en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y le
fue dado el libro del profeta Isaías. Y abriendo el libro, halló el lugar donde
estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí: Por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los
quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos
vista: Para poner en libertad a los quebrantados: Para predicar el año
agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó: Y
los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a decirles: Hoy
se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos. Y todos daban testimonio de
Él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y
decían: ¿No es Éste el hijo de José? Y les dijo: Sin duda me diréis este
refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído haber sido
hechas en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra. Y dijo: De cierto os digo,
que ningún profeta es acepto en su tierra. Pero en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en
los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, en
que hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado
Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. Y muchos leprosos había en
Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino
Naamán el sirio. Y cuando oyeron estas cosas, todos en la sinagoga se
llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le
llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba
edificada, para despeñarle. Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.” -Lucas
4:16-30 RVG10-R.
¿Cómo sabemos si estamos familiarizados con el profeta de
Dios?
Cuando decimos:
- “…lo dice
porque me conoce.” - “Ah, si
es que me aman mucho…” - “Ya viene
este con lo mismo.” - “Pues,
vamos a ver.” - “A otros
le funciona, pero a mí no.” - “No puedo
ahora tengo mucho trabajo.” - “Ahí, yo
no sé ni lo que me dijeron.” - Cuando te
preguntan que te dijo el Señor dices: “No me acuerdo.” - “Yo no,
que lo haga otro.” - “Me molesta que me hablen así o de esto…”
- “Eso no
es asunto suyo…” pero si es del Espíritu Santo, tu dueño.
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