Un Consejo de Padres, Madres y el Modelaje:
Antes de que fuéramos pastores principales de una congregación mi esposa y yo fuimos por un tiempo líderes de jóvenes y luego de casados pastores de jóvenes. Mi esposa y yo con los jóvenes de la iglesia local evangelizamos a muchos otros jóvenes que al entrar a la iglesia eran pre-jóvenes o niños. Teníamos la visión de que si los niños llegaban traerían a los adultos (a sus padres) y así, la familia entera adoraría a Dios. Muchos de esos niños se hicieron jóvenes adolescentes en la iglesia frecuentando la misma cada día que había servicio; les enseñamos la Palabra y como adorar a Dios; oramos por ellos y ciertamente desde nuestra mejor capacidad en ese momento les amamos para la gloria de Dios. Nuestro grupo creció de unos 12 a 18 jóvenes a casi cincuenta de los mismos. Pero por diversas razones muchos de los padres o adultos a cargo de estos jóvenes nunca llegaron a la iglesia y otros por el contrario enviaban a los hijos a la iglesia pero les fomentaban conductas pecaminosas contrarias a la moral cristiana que se les estaba enseñando en la iglesia. Algunos fomentaban estas conductas explícitamente promoviendo el pecado sexual, la pornografía y/o el uso de alcohol en sus hijos; otros fomentaban las conductas pecaminosas modelando ante sus hijos una vida de pecado rampante y total desobediencia a Dios. Como pastores de jóvenes teníamos que combatir contra esa fuerza poderosa de la influencia de papá y mamá, si dije combatir en vez de colaborar. ¿Cuál fue el resultado de estos años de esfuerzo? La gran mayoría de los niños y jóvenes cuyos padres no enseñaron a vivir con temor de Dios luego de cierta edad 15-17 años se apartaron de la iglesia, de estos algunos y luego de algunos años y pruebas han vuelto a congregarse en algún lugar para la gloria de Dios, pero la mayoría aún continúa en la práctica del pecado.
Podría atribuir esta salida masiva de la iglesia a dos posibles razones que quiero analizar con ustedes hoy: 1) una evangelización fallida dentro del grupo de jóvenes para con los que eran niños en la iglesia y luego entraban a nuestro ministerio; 2) el fracaso de los padres en instruir a sus hijos en los caminos del Señor. La primera, fue la primera que analice en mi vida como ministro y fue para mí una gran carga y angustia por mucho tiempo; me sentía que de alguna manera había fracasado y le había fallado a Dios para cuidar esa juventud. De eso les puedo decir que después de mucho reflexionar me libre de la culpa inmerecida y supere esta razón. La iglesia y nuestro ministerio de jóvenes había provisto por la gracia de Dios a esa generación lo mejor que había disponible para que conocieran a Dios, le amaran y así, le adoraran el resto de sus vidas. Entonces me volvía la segunda causa gracias a estos dos versículos bíblicos que les quiero compartir:
“Instruye al niño en el camino que debe andar; y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6 RVG10-R).
“He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres; no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición” (Malaquías 4:5-6 RVG10-R).
Estos dos versículos nos enseñan una serie de principios fundamentales para poder criar a los niños en el temor de Dios y que al crecer continúen viviendo una vida de reino, santidad y bendición con Dios:
- El niño(a) necesita instrucción, instrucción es educación formativa de carácter, conocimiento, ética, caridad y justicia. Esta enseñanza como cualquier maestro conoce requiere de estrategias de aprendizaje como la repetición, análisis y en el caso de los niños modelaje para que puedan ver lo que se enseña de manera concreta. En especial en el área de conducta social, esta no se aprende de los libros sino que más bien del modelaje social y los sistemas sociales y culturales que refuerzan (premian) o desalientan (castigan) ciertas conductas.
- Hay un camino que el niño debe andar, este camino el niño no lo va a andar por obligación, la palabra “debe” hace de este camino una opción predilecta. El niño necesita aprender por qué debe escoger el camino del Señor y siendo cierto que los niños aprenden más del modelaje que de las palabras; los encargados de enseñar este camino a los niños deben caminarlo con ellos para que en el caminar puedan experimentar el camino y observar el modelaje que sus padres les dan. Viendo en sus padres o encargados la bendición del camino, ellos conocerán porque deben caminar en él y l anhelarán porque han visto sus beneficios en Dios. El Señor le dijo a Moisés: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es: Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes: Y las atarás por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos: Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas” (Deuteronomio 6:4-9 RVG10-R). Dios quería que el camino que Él había mostrado a través de su Palabra estuviera sobre nuestro corazón (que gobierne nuestro corazón) para que así le amasemos con todas nuestras fuerzas, alma y corazón; todo lo que somos, hacemos y tenemos tiene que mostrar su camino. Así que aquí, Dios le dice a los padres que vivan su camino y sean modelos de una vida agradable a Dios para sus hijos, también les habla de otras estrategias de enseñanza que son la repetición de la Palabra y la ilustración de la misma (escribirla para que se vea).
- Si el niño experimenta este tipo de instrucción en el camino del Señor conocerá cómo caminar en él y cuáles son sus beneficios; por tanto nunca querrá apartarse de ese camino porque el camino de Dios es: “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que será para ellos; los errantes, aunque fueren torpes, no se extraviarán. No habrá allí león, ni fiera voraz subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión cantando; y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y la tristeza y el gemido huirán” (Isaías 35:8-10 RVG10-R).
- Los padres (según Malaquías) deben volver sus corazones hacia los hijos, vivimos en una sociedad donde los niños son abandonados aún estando viviendo con sus padres, otros pierden a alguno de sus padres en el divorcio de estos, dejando a miles de niños viviendo en una descomposición familiar. Los padres y madres deben amara sus hijos correctamente y para esto deben también amar a Dios.
¿Qué veíamos muchas veces como pastores de jóvenes en esa generación? Veíamos a padres enviar sus hijos a la iglesia en la guagua de la misma o en con los líderes de jóvenes para tener tiempo solos o descansar de los cuidos. Veíamos niñas de 13-14 años llevando en sus brazos a sus hermanitas de 2-3 años a la iglesia mientras mamá se quedaba en casa y en algunas ocasiones pasábamos por la casa y estaban los niños los en la calle en la noche en un vecindario peligroso. Veíamos jóvenes luchando por santificarse y no caer en pasiones juveniles que llegaban molestos porque sus padres (varones y mujeres) los incitaban a que vieran pornografía en sus cuartos, les regalaban condones para que se hicieran “hombres” y hasta les cuestionaban sus preferencias sexuales por estos expresar que querían vivir en abstinencia. Vimos a muchos padres decir: “vete nene a la iglesia que eso es bueno y te hace falta”, pero nunca ir para quedarse en casa viendo un partido de pelota y otros para poder beber con sus panas. Vimos padres llevar a sus hijos a barras de bebida para que los vieran beber con señoras que no eran sus mamás y luego vimos esos jóvenes llorar amargamente el coraje que tenían contra sus padres por esto. Vimos encargados dejar a sus nietos fuera de la casa y estos dormir en el balcón de la iglesia porque habían llegado tarde (10:00 PM), del culto. Vimos madres enseñarles a sus hijas e hijos que se puede vivir en fornicación, adulterio y convivir sin casarse. ¿Y cómo lo enseñaban? Haciéndolo delante de sus ojos y dejándoles a sus hermanitos para que los cuidaran en lo que lo hacían. Pregúntele, si no me cree, al pastor de jóvenes de cualquier iglesia que esté trabajando de lleno con la juventud de hoy y comprobará que las historias son peores que estas. Y el mal no está en la juventud en sí, recuerde que estoy hablando de jóvenes que están en la iglesia y quieren buscar de Dios una mejor vida y un mejor futuro.
¿Cuál fue el resultado de esta generación? La gran mayoría de los jóvenes (por no decir todos) cuyos padres no asistían a la iglesia alcanzaron una edad (16-17 años) en que ya podían llegar a sus propias conclusiones y no podían ser fácilmente influenciados para que vinieran a la iglesia como cuando eran niños; o sus padres ya habían perdido el control que tenían para que enviarlos con los pastores de jóvenes para que estos los cuidasen mientras ellos se tomaban las ya acostumbradas vacaciones de sus hijos tres veces en semana (días de culto). Que hicieron entonces se apartaron de la iglesia y se fueron a la práctica del pecado que les habían enseñado sus padres. Toda una vida de modelaje e instrucción para pecar no se vence con tres reuniones en la iglesia semanales y un ataque directo o indirecto en contra de todo lo que el discipulado de estos jóvenes buscaba formar en ellos.
La mayoría (por no decir todos) de los jóvenes cuyos padres asistían a la iglesia local o a otra iglesia permanecieron congregándose y creciendo en el Señor y hoy son líderes en la iglesia en distintas funciones de acuerdo al llamado que Dios les había dado junto con los primeros que hoy ya no están en la iglesia y también recibieron un llamado de Dios.
Advertencia a los padres:
- Cuidado de pensar como muchos hacen hoy que la iglesia o la escuela son los que criarán a tus hijos para quesean hombres y mujeres de provecho, ese es tu trabajo y lo haces bien o lo haces mal pero lo haces. Si lo haces mal tus hijos que te admiran seguirán tu modelo y harán mal, si lo hace bien lo harán bien. Si lo haces mal y los lastimas y quebrantas sus corazones, harán conforme a su corazón quebrantado. Por eso dice la Escritura: “Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4 RVG10-R).
- Cuidado de luego de que veas tus hijos mal entonces llores amargamente para que estén en la iglesia y le tangas que pedir ayuda a Dios. Dios te ayudará, pero para que llegar a ese extremo si podemos prevenir en vez de remediar. Siempre la prevención nos cuesta menos que la rehabilitación y restauración de una familia o persona quebrantada.
- Cuidado que nos hagas caso por tus hijos y no por la verdadera razón de porque debes andar en el camino del Señor, que es la salvación de tu alma. Jesús dijo que Él es el camino, la verdad y la vida y que nadie (absolutamente nadie) puede llegar al Padre (ser salvo) sino a través de Él. Esto es más que tus hijos, es tu alma y su salvación. Deja que el Espíritu Santo torne tu corazón a Dios, arrepiéntete de vivir una vida sin Jesús como el Señor, una vida de pecado; pídele perdón y dale tu vida para que el sea desde ahora tu Señor y seas salvo. Entonces el Espíritu tornará el corazón de tus hijos a ti y tú los podrás guiar a Dios.
Para culminar de manera más simpática, esta tirilla del Nuevo Día del domingo 1 de abril del 2012 resume muy bien lo que acabo de enseñarles, gracias y que Dios les bendiga siempre. Para leerla has doble click sobre ella para verla en un mejor tamaño.
– Pastor Jaime Galván Muñoz
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