El Renuevo del Gran Árbol: Figurando un Próximo Avivamiento
Introducción:
Esta enseñanza comienza en una visión profética que el Espíritu trajo a la Iglesia Local en Centro CREE acerca del avivamiento que se ha profetizado sobre la ciudad de Isabela, PR. La visión no es solo para la Iglesia Local de Centro CREE sino para la Iglesia en Isabela. Así que en Centro CREE la recibimos como para nosotros pero también la estamos compartiendo en las redes sociales porque creemos que contiene principios del Reino que edificarán a todas las Iglesias en Isabela y en cualquier parte del mundo.
La Visión:
“Vi un gran árbol algunas de sus ramas parecían secas y sin hojas. Este árbol fue podado por Dios y permanecían solo las raíces, grandes y firmes. De ese árbol solo quedaron las raíces y un remanente del tronco, pero de ese remanente comenzó a nacer un renuevo del árbol. El renuevo del árbol entonces creció frondoso y fuerte dando una gran sombra”. – Pastor Jaime Galván
Principios que nos enseñó el Señor a través de esto:
- El gran árbol es la Iglesia o el reino de los cielos en la tierra conforme a: “El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, tal, que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas” (Mateo 13:31-32 RVG10-R).
- Es podado porque ha dado fruto y necesita ser podado para dar más fruto y que su fruto permanezca para la gloria del Padre. La poda no es un juicio de castigo sino cuidados del Padre como labrador según: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo poda, para que lleve más fruto” (Juan 15:1-2 RVG10-R).
- El gran árbol es podado, pero no arrancado, ni el hacha está puesta a su raíz. Pues la Iglesia en Cristo no puede ser condenada así (Romanos 8:1). Juan el Bautista profetizó así de los fariseos: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mateo 3:10 RVG10-R). Pero este no es el caso en esta visión, la Iglesia ha dado buen fruto (recordemos el avivamiento del 1972 en Isabela y los ministerios que de él nacieron); solo necesita ser podada para dar un nuevo fruto en esta nueva generación (40 años más tarde).
- Que las raíces permanezcan significa que Dios quiere quitar cosas de la Iglesia pero no destruirla, así como hizo con el reino de Nabucodonosor en el libro de Daniel: “Éstas son las visiones de mi cabeza cuando estaba en mi cama: Me parecía que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra. Su follaje era hermoso, y su fruto en abundancia, y para todos había en él mantenimiento. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne. Veía en las visiones de mi cabeza estando en mi cama, y he aquí que un vigilante y santo descendía del cielo. Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle su follaje, y derramad su fruto: váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte con las bestias en la hierba de la tierra. Sea mudado su corazón de hombre, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres” (Daniel 4:10-17 RVG10-R).
Esta visión de Nabucodonosor fue interpretada por Daniel de la siguiente manera: “El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y era visible a toda la tierra; y cuyo follaje era hermoso, y su fruto en abundancia, y que para todos había mantenimiento en él; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo, eres tú mismo, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra. Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos; ésta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre el rey mi señor: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y te harán comer hierba del campo, como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da. Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el señorío es de los cielos. Por tanto, oh rey, acepta mi consejo, y rompe con tus pecados mediante justicia, y con tus iniquidades mediante misericordias para con los pobres; que tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad. Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor” (Daniel 4:20-28 RVG10-R).
La soberbia de Nabucodonosor (su orgullo) le hiso olvidar que era de Dios de quien había recibido la grandeza de su reino. Dios permitió que la raíz permaneciera y aun la afirmo con ataduras de hierro y bronce para que nadie lo moviera o arrancara, porque Dios quería restaurarlo después de que Nabucodonosor se humillara. El árbol de la parábola de Jesús acomodaría aves de toda especie, esto habla de todas las naciones al igual que las bestias que anidan y se nutren del árbol de Nabucodonosor. La Iglesia es sombra para todas las naciones y sus frutos las alimenta como en la visión de Juan: “En el medio de la calle de ella, y de uno y de otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” (Apocalipsis 22:2 RVG10-R).
La Iglesia es la que primero tiene que humillarse ante Dios por este avivamiento como dice 2 Crónicas 7:14: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. La poda quitará doctrinas de hombres que se han convertido una vez más en tradiciones que invalidan el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas, amando al prójimo como Jesús nos amó. Como a Nabucodonosor la solución al avivamiento que es el renuevo del árbol es romper con los pecados “mediante justicia, y con tus iniquidades mediante misericordias para con los pobres”. Todo avivamiento comienza con un remanente que se humilla al Señor en oración por su ciudad o país, porque aman su nación como Cristo la ama.
- El remanente del árbol que en la visión que recibimos queda habla de este grupo de creyentes que hoy el Señor está despertando y llamando a un cambio; se caracterizan como hace 40 años atrás por su inconformidad con lo que no es bíblico y solo es tradición de hombres. Vuelven a las raíces del árbol, al fundamento bíblico en Cristo y ahí encuentran su firmeza y la vida fresca para la Iglesia. El renuevo que sale de la cepa de las raíces tipifica el avivamiento, el renovar de la vida en el Espíritu con señales y prodigios; evangelismo, amor al pobre y una vida como Iglesia que emula el libro de los Hechos.
- Este renuevo crecerá rápidamente para dar frutos y sobra a las naciones con una visión apostólica apasionada que acelera el trabajo de predicar el Evangelio a toda criatura y hasta los confines de la tierra para cumplir la gran comisión y adelantar la venida del gran Rey de Gloria conforme a:
“Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña, y la planta que plantó tu diestra, y el renuevo que para ti afirmaste” (Salmos 80:14-15 RVG10-R).
“Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar lo sembrado en él, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones” (Isaías 61:11 RVG10-R).
“No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano, y tocó mi boca; y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. Y la palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Yo veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1:8-12 RVG10-R).
“Y Jesús vino y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:18-20 RVG10-R).
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14 RVG10-R).
“Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, siendo encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo quemados, se fundirán. Pero nosotros esperamos según su promesa, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:12-13 RVG10-R).
Quiero agradecer a los que hace cuarenta años regresaron a la raíz y fundamento firme de la Escritura y que hoy, 40 años más tarde, otra vez nos acompañan en esta nueva generación. No quiero fallar mencionando nombres y dejando a algunos afuera, pero ustedes saben quiénes son los que con humildad han preservado la sana doctrina del Evangelio del Reino y en humildad han sido arquitectos de esta nueva generación en Cristo. Como Josué y Caleb entraron con aquella generación a la tierra prometida. Hoy entramos con ustedes a la tierra que Dios nos ha prometido, todas las naciones y hasta los confines de la tierra. Les damos gracias a ustedes, les amamos y honramos. Te damos gracias Señor por habernos escogido para un tiempo como este.
Pastores Jaime y Janette Galván
Centro Cristiano Reino de Embajadores
Este video es un palabra profética para Puerto Rico que confirma la visión aquí publicada (desde mayo 2013): http://youtu.be/9Q5Z2YbX3OA
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