Disciplina de Dios: La que damos considerándonos nosotros mismos y tiene como fruto la restauración.


Cuando vayas a disciplinar a otro imagina que eres tú a quién disciplinas. Pon un espejo imaginario en el rostro de quién disciplinas, para que te puedas ver a ti.

Cuando vayas a disciplinar a otro imagina que eres tú a quién disciplinas. Pon un espejo imaginario en el rostro de quién disciplinas, para que te puedas ver a ti.

Creo que una de las enseñanzas que un líder no debe olvidar, en especial al momento de disciplinar se resume en éstos versículos:

«Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.  Porque si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Pero que cada uno examine su propia obra, y entonces tendrá motivo para gloriarse solamente con respecto a sí mismo, y no con respecto a otro. Porque cada uno llevará su propia carga.» – Gálatas 6:1-5.

La disciplina es una corrección paternal como vimos ya en el artículo anterior. Por tanto, debe hacerse en amor paternal. Aquí, lo que  llamaríamos disciplina en la iglesia es llamado por el Apóstol Pablo «RESTAURACION». ¿Que podemos aprender de estos versículos?

  1. Que esto le corresponde a los espirituales que según la carta de Pablo a los corintios son gente que: «Así que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo. En verdad, ni aun ahora podéis, porque todavía sois carnales. Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres?» – 1 Corintios 3:1-3. Lo contrario a una persona espiritual es un niño espiritual que actúa carnalmente en celos y contiendas, faltos de madurez en el amor. Los que no son espirituales, maduros en el amor fraternal cristiano no deben corregir, disciplinar o restaurar a los que han sido sorprendidos en una falla.
  2. Se debe hacer con un espíritu de mansedumbre, no en ira ni en venganza. Creo que cuando algún líder está disfrutando de la disciplina, está más bien vengándose del que fallo. La disciplina no debe causar gozo ni al disciplinado ni al que disciplina, pues como padre se duele de tener que estar en ese proceso: “Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.” – Hebreos 12:11.
  3. ¿Cómo tener un espíritu de mansedumbre y humildad al corregir? “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.” – Colosenses 3:12-15. Soportar, perdonar, amar unos a otros es parte de vivir en este espíritu de mansedumbre, ser humilde requiere no considerar a los demás como inferiores a uno mismo. En la ira del hombre no obra la justicia de Dios como también dice la Escritura en Santiago 1:19-20; “Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; 20 pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” El propósito de esta mansedumbre es darle oportunidad a Dios de trabajar en la vida de aquel al que el siervo de Dios le está ministrando como le aconseja Pablo a Timoteo: “Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.” – 2 Timoteo 2:24-26.
  4. Pablo dice que el que disciplina debe “MIRARSE A SI MISMO” no sea que también sea tentado. Considerar ante el que ha fallado nuestras propias debilidades y posibilidades de fallar nos ayudará a mantener humildad, mansedumbre, misericordia y amor. Te debes preguntar: “¿Si fuera yo, con que vara me gustaría que me tratasen?” Recuerda que: “No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?¿O cómo puedes decir a tu hermano: «Déjame sacarte la mota del ojo», cuando la viga está en tu ojo?¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.” – Mateo 7:1-5. Umm, no creo que necesite explicación; ¿o si? Pero Jesús lo explicó más diciendo: “Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.” – Mateo 7:12. Esta llamada regla de oro: “no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti” es para Jesús la Ley y los profetas. ¿Pero, Jesús no dijo eso de otra cosa también? “Y El le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” – Mateo 22:37-40. ¡Ahora sí no creo necesitemos más explicaciones! Pero imagínate que por alguna causa pecas y eres sorprendido en esa falla y las personas que están para restaurarte te tratan como si ellos fueran mejor que tú, con ira y con desprecio. ¿Te sentirás restaurado o maltratado?
  5. Pablo dice que haciendo esto cumplimos la ley de Cristo. ¿Cuál es la ley de Cristo entonces? Santiago nos diría: “Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis.” – Santiago 2:8.
  6. Al considerarnos a nosotros mismos y ver nuestra debilidad y capacidad de pecar; no tendremos porque gloriarnos sobre los demás. El orgullo religioso inspira a que pensemos de los demás como inferiores a nosotros mismos y a buscar la gloria de los hombres a través nuestra propia justicia y no la justicia de Dios. Cuando hacemos esto podemos decir como el fariseo de la parábola de Jesús: “Gracias Señor porque yo no soy como el publicano éste.” (Lucas 18:9-14).

Así que, cuando estemos en el proceso de corregir, disciplinar y restaurar a que ha fallado imaginemos que la persona que esta sentada delante de nosotros bien podría ser tú mismo. Entonces trátalo como te gustaría que te tratasen en un momento similar. Recuerda más puede restaurar el amor, la gracia y a misericordia que el legalismo, la soberbia religiosa y la ira. Aplica en todo los contextos de tu vida: casa, escuela, iglesia y trabajo. Dios te bendiga.

 

Apóstol Jaime Galván

Centro CREE

 

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Editor de Centro CREE y Berea Online Blogs.

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One comment on “Disciplina de Dios: La que damos considerándonos nosotros mismos y tiene como fruto la restauración.
  1. Juan dice:

    Que bendición conocer este blog…
    Un saludito de
    https://www.facebook.com/CreyendoEnDios

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