Escucho gente decir que aman a Dios, pero no pueden tolerar las imperfecciones de la iglesia, sus carencias, inmadurez, errores presentes e históricos. Entonces pienso en estos versículos:
“Nosotros amamos, porque El nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al Padre, ama al que ha nacido de El. En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.” – 1 Juan 4:19-5:3 LBLA.
¿Qué nos dice Juan en este pasaje?
Que primeramente nosotros amamos no porque seamos en cierta medida perfectos o superiores, como si el amor que tenemos para Dios y el prójimo viniera de nosotros mismos; sino que amamos porque fuimos amados por Dios de tal manera que nos cambio la vida.
También dice que si alguien asevera amar a Dios y aborrece a su hermano (hablando de otros miembros de la iglesia) el tal es un mentiroso porque es imposible que ame a Dios a quien no ha visto, sin amar a los hermanos de la iglesia a quien sí ve. ¿Qué por verlos te has dado cuenta que son imperfectos, débiles y a veces hasta inmaduros? Quizás igual que tú.
Juan en el contexto anterior nos había dicho que el que no ama no es de Dios ni conoce a Dios porque Dios es amor, o sea que el que no ama a su hermano en la iglesia no ha nacido de Dios y no conoce a Dios:
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros.” – 1 Juan 4:1-12 LBLA.
Amados prueben a los espíritus, porque no todo el que predica en Facebook lo hace en amor, discierne: ¿va a la iglesia y tiene comunión con el cuerpo de Cristo? ¿Cuándo habla de la iglesia habla con rebelión en vez de revelación de quién es la iglesia para Cristo? ¿Habla con resentimiento en vez de en perdón y amor compasivo? Si el mensaje esconde entre líneas rebelión, resentimiento e independencia de la iglesia, el tal es un falso profeta.
Volviendo al texto inicial de 1 Juan 4:19-5:3, ¿qué más nos dice Juan?
Juan ha estado hablando que para permanecer en cristo hay que cumplir el mandamiento del amor al hermano, porque: ¿cómo puedes permanecer en Cristo si no amas su cuerpo, su familia, tus hermanos en la iglesia? El mandamiento que Juan hace referencia en el contexto para permanecer en Cristo es: “el que ama a Dios, ame también a su hermano.”
Luego en el capítulo 5 nos dice que todo el que ama al Padre, tiene que amar a lo que es nacido del Padre – si amamos a Dios como Padre, tenemos que mar lo que el ama, sus hijos(as) en Cristo, la iglesia.
¿Cómo sabemos que amamos los hijos de Dios (la iglesia)? Si amamos a Dios y amamos a nuestros hermanos (si cumplimos su mandamiento que Santiago llama la Ley Real – Santiago 2:8).
Luego dice que este mandamiento no es gravoso. Gravoso describe algo que es: “molesto, pesado y a veces intolerable; que ocasiona gasto o menoscabo.” (Real Academia de la Lengua Española). ¿Te molesta amar al iglesia? ¿Te es pesado amar a tus hermanos porque no son perfectos? ¿No toleras ir a la iglesia y has dejado de congregarte? ¿Te cuesta mucho ser parte de la iglesia local? Si contestas que sí a algunas de estas preguntas debes revisar tu vida, porque el propósito de este mandamiento es que en el día del juicio estés seguro y confiado delante de Dios:
“En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.” – 1 Juan 4:17-18 LBLA.
La iglesia es la máxima creación de Dios, le costo su propia vida en el calvario. Nosotros no somos perfectos, lo sabemos, pero nos amamos a pesar de eso y es el amor lo que marca la diferencia. Somos una familia, no una asociación de santurrones que se creen perfectos o súper-fuertes. Tenemos debilidades, unos somos más inmaduros que otros, lloramos, reímos, caemos, nos levantamos, pero somos una familia, nuestro Padre es Dios y todos somos hermanos y hermanas nacidos de Él en Cristo Jesús. Te esperamos de vuelta, tu regreso es nuestra fiesta…
Editor de Centro CREE y Berea Online Blogs.
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